jueves, 30 de agosto de 2012

Hasta siempre, Jeffery

Hace unos días nos dejó para siempre Jeffery Boswall. Nos dejó el productor de documentales y el ornitólogo. También nos dejó el amigo.

Conocí a Jeffery en 1995, cuando trabajaba en mi tesis doctoral. Con la generosidad que siempre le caracterizó, me facilitó decenas de libros y documentos, para mi investigación sobre la obra de David Attenborough. Poco después le conocí personalmente, en el Museo de Historia Natural de Londres, donde pronunció una de sus célebres conferencias sobre cantos de aves. La charla desprendía pasión por la naturaleza y un irrepetible toque de humor británico.

Después de la conferencia, con una taza de té en la mano, Jeffery me contó que había trabajado durante treinta años como productor de la prestigiosa Natural History Unit de la BBC, de la que entró a formar parte en 1958. En esas tres décadas recorrió el planeta, para producir algunos de los documentales de mayor éxito en la televisión británica, como The private life of the kingfisher (1964) ó Wildlife Safari to Ethiopia (1970). Después produciría otras series, rodadas en Argentina (1973), México (1976) ó Tailandia (1979).

A finales de la década de los ochenta dejó la BBC, al ser nombrado Head of Film and Video de la Royal Society for the Protection of Birds (RSPB). Como director de esta unidad produjo numerosas películas, incluyendo For Love of Birds (1988).

A partir de 1995 fue profesor de la Universidad de Derby, donde enseñó cinematografía sobre la naturaleza. Por esos mismos años comenzó también un incansable periplo por universidades y centros educativos de todo el mundo, para transmitir su oficio a los futuros cineastas de la naturaleza.


Sus seminarios en Pamplona, durante el festival Telenatura, han sido referente durante toda una década.

De sus charlas, nos quedarán para siempre su profundo conocimiento del oficio, su estilo personal y su amor por el trabajo bien hecho. También nos quedan sus enseñanzas sobre la ética del documental, que él resumía en dos mandamientos: "No maltratar a los animales y no engañar a la audiencia". También recordaremos sus dificultades para pedir mantequilla en los restaurantes ("mangatica", solía decir);  las excursiones por tierras navarras, en busca de dormideros de milanos (sus aves favoritas) o el vuelo de un águila real en las Bardenas.

En la biblioteca de la Universidad de Navarra permanece una parte de su impresionante colección de libros, que él nos donó hace unos años. Pero, sobre todo, el recuerdo y el ejemplo de un hombre genuino e irrepetible siempre estará en los corazones de quienes tuvimos la suerte de compartir con él algunas horas de su fecunda existencia. Thank you, Jeffery. Por todo.